Es probable que parte de culpa en fomentar mi vocación artística la tuvieran mis abuelos. Los primeros recuerdos que guardo de niña cuando les visitaba son una cuartilla, pinturas y la cabeza y los codos pegados a una gran mesa de madera que tan apenas alcanzaba. Comienzo mi formación académica en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza en el año 1989, abandonándola tras dos años de dibujar apasionantes bodegones y figuras de escayola.
Mi destino próximo sería estudiar en Barcelona en la Escuela Massana, donde me matriculo en Escultura en el año 1991 y pude concluir en el año 1995 como la única superviviente que se graduaba en esta especialidad. ¿Sería tal vez una señal? Aquel año al conseguir mi título de Escultura, la escuela me concedió una «Beca meritoria postgrado» pero que por motivos personales no pude desarrollar hasta dos años más tarde.
A finales del año 1995 regreso a Zaragoza, alquilo un pequeño estudio donde trabajo principalmente escultura. En aquella época recibo el «Tercer premio de Escultura de Arte Joven 1996», hago diversas exposiciones individuales y colectivas, una instalación, subvenciones del Gobierno de Aragón, seleccionada en el certamen de Caja Madrid…pero regreso en 1997 a Barcelona y al cerrar el estudio surge el drama del final fatídico que sufrieron mis esculturas ; un húmedo trastero, pedazos tirados en un container, donaciones varias a los amigos…
Aires nuevos para otra etapa que afrontaba de vuelta a la Escuela Massana y poder disfrutar finalmente la beca en grabado y serigrafía. Alternaba ambas técnicas, mezclando collage, acuarela, acrílicos, ceras… me gusta experimentar con los materiales, pero entre otras cosas porque soy incapaz de hacer una serie en condiciones y sin que suceda un imprevisto, falta de cálculo ¡una mancha inoportuna! cuanto se puede aprovechar de los errores, son más interesantes, siempre te llevan a lugares insospechados. Al año siguiente me concedieron el» Gran Premio de Grabado 1998 de Santa Isabel de Portugal de la Diputación Provincial de Zaragoza.
Sigo experimentando en el taller de serigrafía tres años más, fuí derivando mi trabajo hacia la pintura, combinando técnicas varias y moviéndome mucho entre dos ciudades con un gran desierto por medio, el de los Monegros, que me acompañaba en tantos viajes. Comenzaba a sentirme extraña en Barcelona por lo que decido regresar a mi ciudad, pensando que era momento de concluir una etapa de estudiante que aún me resistía a dejar. Sin embargo, continúa conmigo la misma curiosidad, la búsqueda como el mejor compañero de viaje, los errores me van guiando el camino a seguir…
